sábado, 21 de noviembre de 2009

The Presets, Midnight Juggernauts y Simian Mobile Disco

Dentro de la música de baile, el "Electro" se encuentra a medio camino entre la elegancia del "House" y la contundencia del "Techno". Si a eso le unimos cierto toque "revival" de los sonidos y arreglos que recuerda a la música de los ochenta, pues todo ello la convierte en mi música favorita para bailar (a escondidas siempre ;)). Así que hoy toca una de electro.
Y lo hace con tres de las bandas que más ganas de bailar me dan en los últimos tiempos. Cada uno desde una perspectiva distinta que les hacen abordar su propia visión personal de la música de baile y que también permite dar una panorámica amplia de lo que puede ofrecer el universo de la electrónica.

Desde Australia, The Presets y su estupendo álbum "Apocalypso" nos ofrecen su visión más festiva y accesible. Este álbum ofrece una colección perfecta de temas pop. Sus influencias son variadas y se pueden detectar resonancias desde Joy Division (Eucalyptus) o Daft Punk (Talk like that) hasta Orbital (la magnifica Aenons). Las canciones oscilan entre el pop más facilón hasta canciones más desnudas y pensadas para romper las pistas de baile con auténticos temazos como Kicking and Screaming y la indispensable This boys in love que teneis ahí abajo.





También desde Australia llegan Midnight Juggernauts con su, hasta la fecha, único disco Dystropia. En el caso de los Juggernauts, ellos llegan al electro desde el rock. Sus influencias en este caso se puede rastrear en Manchester en grupos como New Order y Primal Scream. Por ello, su música esta plagada de psicodelia, guitarras y sus melodías están más cerca del pop que de las pistas de baile con incluso alguna balada (Dystropia). Si bien sus momentos culminantes llegan cuando se dejan llevar y nos invitan a mover el cuerpo como en estupendas canciones como Into the Galaxy, Tombstone (donde también se nota el influjo de Daft Punk, uno de los grandes referentes de la música de baile actual), Nine Lives y la irresistible Road to Recovery.





Para el final, los más duros del lugar y también los únicos no australianos de la terna. Simian Mobile Disco es un dueto inglés que en dos años y con su álbum de debut "Attack Decay Sustain Release" (hace unos meses que editaron el segundo) han conseguido hacerse un hueco destacado en la escena musical mundial, donde realizan remezclas a artistas tan relevantes como Bjork, Muse o Air. Su música en muchos momentos esta más cercana al techno y siempre esta recubierta por una película de contundencia y crudeza pero sin abandonar los matices del electro.
Todo comenzó con el tema Hustler, que no solo arrasó en las pistas, si no que escandalizó con su video de contenido lésbico. Después llegaría su consagración con auténticos "llenapistas" como It's the Beat y Sleep Deprivation.
Abajo os dejo la primera muestra de su segundo álbum.


lunes, 9 de noviembre de 2009

Gran Torino

Es sorprendente como ahora que Clint Eastwood esta rondando los ochenta años se encuentre en, probablemente, su periodo más prolífico como director con once películas en los últimos once años. Este periodo comenzó tras el punto y aparte que supuso la realización de "Los Puentes de Madison" (1995) con la que culminaba probablemente la trilogía que ha marcado su carrera y que se encuentra entre las grandes obras cinematográficas de la última década del siglo XX (junto con "Un Mundo Perfecto" y la imprescindible obra maestra "Sin Perdón").
Tras esas tres películas, de una hondura tremenda, Eastwood se embarco en una vorágine que le ha llevado a dirigir prácticamente una (o incluso dos) películas por año. Eso ha provocado que la calidad media de su cine haya bajado ya que ha enlazado desde películas más o menos rutinarias y convencionales (Ejecución Inminente, Poder Absoluto o El Intercambio) a otras mucho más graves y considerables (Mystic River o Cartas desde Iwo Jima). Eso si, en todo caso, siempre con un sello de calidad mínima garantizada made in Eastwood.
Pues bien, Gran Torino podría considerarse dentro de las del segundo grupo. Realmente, frente a lo que podría parecernos una película "simpática" y tópica de un viejo cascarrabias y de su relación con un adolescente al que le enseña "lo que es la vida", lo que nos encontramos es una película con resonancias y reflexiones que van mucho más allá.



Esas resonancias parten del personaje que se ha reservado para sí mismo Eastwood, Walt Kowalski. Cuando uno observa a este viudo que está de vuelta de todo y que se ha dejado invadir por la apatía y el rencor es inevitable y obvio pensar en toda la galería de "tipos duros" que el propio Eastwood se ha encargado de interpretar en los últimos 40 años. Uraños, antipaticos, poco religiosos, de pocas palabras, hombres meramente de acción. Y uno acaba pensando en como todos esos personajes, desde Harry Callahan (Harry el Sucio) a Bill Munny (Sin Perdón) pasando por el Sargento Highway (El Sargento de Hierro) se ven reflejados de alguna manera en la decrepitud de Kowalski. En el fondo la película trata de ver que ocurriría con todos ellos en una sociedad actual que ya no es la suya y en la que se ven reducidos a ser unos simples inadaptados que no entienden lo que les pasa a su alrededor y en donde, sus viejos métodos, simplemente ya no sirven. No en vano, Eastwood director se encarga de retratar al Eastwood interprete en diversos pasajes de la película desde lo alto mostrándonos a un personaje no ya solo envejecido, si no empequeñecido ante lo que le sucede.
Pero como, a pesar de todo, no deja de ser la sombra de esos héroes, es inevitable que exista la vía de la redención para él. Y en este caso se produce a través del recurso clásico del pupilo que aquí se encarna en un joven adolescente coreano que vive casi tan inadaptado como él en la casa de al lado. Pero, eso si, con un giro de tuerca que hace que ese proceso de aprendizaje sea bidireccional. Porque tanto va a aprender uno como él otro de esa relación que se establece.



Y la gran enseñanza que Kowalski aprende es que, sus maneras ya no sirven. Ahora hace falta algo más para sobrevivir y "hacer justicia". Y por ello se hace necesario un desenlace en el que el personaje de Eastwood se esfuerza en conseguir que la historia no se repita. Como si hubiera entendido que la mejor lección que le puede dar a su pupilo es, simplemente, que no sea como él ha sido. Porqué en esta sociedad globalizada en la que vivimos, la intransigencia y los "viejos valores" ya no sirven y solo se curan con grandes dosis de tolerancia.
En definitiva, una película crepuscular en la que Eastwood parece escribir su testamento fílmico y en donde, más que en ninguna otra, su aparente inexpresividad cobra más significado y sentimiento y cuyo emocionante final se culmina con una no menos emocionante canción cuyos primeros versos se encarga de cantar el propio director con su voz rota.
Viejas nostalgias encerradas en una nueva esperanza.


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Gran Torino (2.008)
Dirección: Clint Eastwood
Guión: Nick Schenk
Fotografía: Tom Stern
Montaje: Joel Cox y Gary Roach
Música: Kyle Eastwood y Michael Stevens
Interpretes: Clint Eastwood, Christopher Carley, Bee Vang, Ahney Her

domingo, 1 de noviembre de 2009

El Secreto de Sus Ojos

Resulta curioso que, precisamente, cuando hace apenas unas semanas hablaba por aquí sobre las cenizas de aquel boom del cine argentino en España vaya a comentar una película del director que fuera punta de lanza de aquello (obra suya eran El Hijo de la Novia y El Mismo amor, La Misma Lluvia), Juan José Campanella. Así, a modo de pequeña retractación, resulta que existe vida después de aquello.
Y es que El Secreto de Sus Ojos, la última de Campanella, es una película muy buena. Cuando uno se enfrenta a hablar de una película tan llena de virtudes (y algún que otro defecto) como El Secreto de sus Ojos no resulta fácil hacerlo.
Se podría hacer referencia a un solido guión que mezcla de una manera muy eficaz la intriga de un thriller policíaco con una bonita historia de amor imposible. También se podría hablar de la increible brillantez técnica que el director impregna en toda la película. Con un domimio extraordinario del ritmo y del fuera de campo. Esa brillantez tiene su culmen en la escena del Estadio que está a la altura de los más grandes del plano secuencia y la virguería técnica en general (Scorsese o De Palma por ejemplo). Podríamos referir la bien administradas que están las pildoras de humor (con un Francella enorme). En fin, todo eso podríamos decir y sin embargo nos olvidaríamos de lo más importante. Y es que lo que hace especial a El Secreto de Sus Ojos es la emoción. Y es que simplemente, esta peli, emociona.
Y es que es muy dificil no emocionarse antes las dos historias de amor imposible a las que asistimos. En primer lugar, porqué están increiblemente bien interpretadas en todos sus vértices y luego porque están apoyadas en la deslumbrante química que destila la pareja encarnada por Ricardo Darín y Soledad Villamil.


Y es que cuando los ves a los dos juntos en pantalla, simplemente... funciona. Realmente asistimos a una historia mil veces vista, pero da igual, porque cuando Soledad Villamil mira a Darín en pantalla, todo se desvanece y nada más importa.
Y también es muy bonito el juego de resonancias que la película crea entre Darín y el personaje interpretado por Pablo Rago (Morales). Como uno a otro se retroalimentan en sus obsesiones y en su lucha por lo imposible, como ambos parecen resignarse, como la persistencia de uno hace persistir al otro y como el "triunfo" de uno reactiva la necesidad de conquista del otro. En ese juego de espejos se cimenta lo más jugoso de la pelicula.


Y como de química en esta película andan sobrados, pues también la destila a raudales Darin con su otro partener en su extraño triangulo "amoroso", Guillermo Francella. La comicidad de sus momentos juntos sirven para compensar la enorme tensión de otros, dotando a la película de un control y de un equilibrio interno portentoso. Te intriga, te interesa, te divierte y te fascina a partes iguales.
Realmente el secreto de la película es que se trata de una pelicula que habla de perdedores. Pero de perdedores en derrotas en las que todos hemos caido, quizás por eso es por lo que llega tan hondo. Una pena que a Campanella al final le diera miedo llevar esta derrota hasta el final (lo cual hubiera dotado de una poética adicional muy notable a la película) y al final se enrede en un final impostado que permita a todos irnos tranquilos y contentos a casa.
Pero que este pecado final no sirva para oscurecer una gran película.

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El secreto de sus ojos (2.009)
Dirección: Juan José Campanella
Guión: Eduardo Sacheri y Juan José Campanella
Fotografía: Felix Monti
Montaje: Juan José Campanella
Música: Federico Jusid y Emilio Kauderer
Interpretes: Ricardo Darín, Soledad Villamil, Guillermo Francella, Pablo Rago