viernes, 26 de noviembre de 2010

Metropolis

No es la primera vez que hablo en el blog sobre una película muda. En los útlimos tiempos estoy revisando algunos grandes "clásicos". Lo que más me interesa al ver esas viejas cintas es, de alguna manera, observar el proceso de madurez que sufrió el cine en sus primeros 20-30 años de vida.
Es interesante intentar encontrar donde se encuentran los bordes del cine mayor de edad del bebe dando sus primeros pasos. Los trabajos que gracias a su audacia o talento consiguieron separar la expresión artística del cine de la atracción de barraca de feria que fue en sus primeros años
Siguiendo ese recorrido ya he hablado por aquí de Chaplin o de Sjostrom y hoy toca hablar de Fritz Lang y de su obra magna, Metropolis.



¿Y que tiene de especial esta película? La primera palabra que te puede venir a la cabeza hablando de esta película sería grandilocuencia. Metropolis es una gran superproducción al estilo de la época. Una vez superada la novedad inicial, el cine encuentra que el camino para conseguir atraer a la gente a las pantallas es a través de las super producciones (que poco hemos cambiado en 100 años) y todos siguen la vía marcada por las primeras grandes producciones italianas de la época. Es obvio que Metrópolis debió ser una película cara, carisima. Hay miles de extras, decorados gigantescos y fastuosos, maquetas. ¿Entonces, que hay de nuevo?
En este punto es cuando llega la segunda palabra que define esta película, audacia. Y es que Lang decide dar un paso adelante, no se limita a poner extras y decorados en pantalla, si no que intenta ir más allá. Y dentro de su audacia decide contar con la colaboración de algunos de los más ilústres vanguardistas alemanes de la época. Con ello, Lang decide recoger las cenizas del ya moribundo movimiento expresionista y lo lleva más allá. Su mezcla de futurismo y expresionismo le lleva a crear, probablemente por primera vez, un mundo completo. Monumental, geométrico, con sus rascacielos y sus lineas de tren aereas, esta película es un monumento a la vanguardia.



Y en ese sentido es paradójico observar que mientras que "artisticamente" la película se mantiene en plena forma, con una propuesta de cine como arte global (aunando literatura, pintura, arquitectura y música) con una dirección artística moderna y que ha influenciado a artistas como Moebius o a películas como Blade Runner más de 50-60 años después, con unos diseños arquitectonicos deslumbrantes, y hallazgos visuales brillantes (la escena en la que la luz persigue a la chica es simplemente maravillosa), la otra cara de la moneda es que la historia revisada hoy, se queda un poco naif.
La película digiere distintas fuentes desde el socialismo marxista al proto-nacionalsocialismo (ese estigma nazi la ha perseguido desde prácticamente su estreno) para proyectarlo en un hipotético futuro en el que el capital ha oprimido al trabajador como esclavo y solo la aparición de un "mesías" puede levantar a las masas y conseguir la "paz social" y el equilibrio. Revisado hoy, parece un manual político muy básico y demasiado obvio ya que tal vez cae en un exceso de didactismo.


Sin embargo hay ideas brillantes, como el robot-mujer o el diseño y realización del barrio de Yoshiwara que nos hacen olvidar esa inocencia (y que seguramente no lo era tanta hace 80 años).
Un espectáculo visual deslumbrante y avasallador que realmente merece la pena, porqué en esta película estan escondidas algunas de las claves y secretos que explican el cine contemporaneo, la evolucion del arte e incluso la historia de los últimos 80 años.

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Metropolis (1.927)
Dirección: Fritz Lang
Guión:Thea Von Harbou
Fotografía: Karl Freund, Günther Rittau y Walter Ruttmann
Dirección Artística: Otto Hunte, Erich Kettelhut y Karl Vollbrecht
Interpretes: Alfred Abel, Gustav Frölich, Rudolf Klein-Rogge y Fritz Rasp