miércoles, 22 de febrero de 2012

Yo


De un tiempo a esta parte, tengo claro que para encontrar buen cine español, hay que moverse hacia los márgenes de él. Hace tiempo que perdí la ilusión y ya no espero ninguna gran película de los grandes nombres del cine español, como Almodovar, Amenábar o incluso Medem. Seguramente, aún serán capaces de dar algún coletazo con cierta brillantez, pero parece claro (quizás me equivoque) que sus caminos creativos han llegado a un callejón sin salida y son pasto de la repetición y la auto-complacencia.
Para encontrar aire fresco y nuevas ideas hay que buscar en los caminos menos transitados y, desgraciadamente, menos distribuidos de nuestro cine, allí se esconde lo realmente estimulante. Ya he hablado por aquí de algunos ejemplos como Guerín o Rosales. Pues bien, en los últimos tiempos, he podido ver (no sin cierto retraso) un par de esas maravillas marginales que, de vez en cuando, el cine español te depara. La primera de ellas, Yo. 
La película esta ideada y ejecutada como un tándem creativo en el que colaboraron Alex Brendemühl y Rafa Cortes. Uno como protagonista, el otro como director, y ambos escribiendo el guión a cuatro manos. 


La película parte de una premisa muy simple. Un inmigrante alemán llega a un pequeño pueblo de Mallorca para sustituir en su puesto de trabajo a otro alemán, que curiosamente se llamaba igual que él. La cinta nos muestra el viaje alucinado y a veces surrealista de este personaje, Hans, que poco a poco se va adentrando en los misterios que oculta el aparentemente idílico pueblo.
La película poco a poco gira para convertirse en una especia de Twin Peaks a la mallorquina en la que nada es lo que parece y en la que, no solo el misterio recuerda a la citada serie, si no también las dosis de humor absurdo que lo rodean. Lo que parece una película costumbrista al principio, acaba tornando en un thriller en el que todos ocultan algo y en el que cada habitante del pueblo, a cual más extravagante, intenta aprovecharse del pobre Hans, que no puede evitar que su exceso de ingenuidad le ponga a merced de sus convecinos.


El estilo de la película es sobrio y austero, supongo que en parte por decisión artística y en otra parte por la precariedad del presupuesto del film. Pero esa tosquedad le da un toque seco que ayuda a evidenciar aún más el surrealismo de sus situaciones y a potenciar el tono oscuro a la película. Alex Brendemühl borda un papel que obviamente esta escrito a su medida dando viva a un hombre con una vida gris y anodina al que, lo que empieza siendo una confusión graciosa, que todos le confundan con el anterior Hans, acaba cada vez confundiéndole más y llevándole poco a poco a imbuirse y vivir la vida del otro. Ahí es donde la película sitúa sus cargas de profundidad, en la reflexión sobre la identidad que da título y de que ocurre cuando alguien encuentra más interesante vivir la vida de otro y no la suya. En definitiva, cine de modesto presupuesto, pero de gran altura artística. Misterio, reflexión con pizcas de humor se dan de la mano en combinación perfecta.
Rafa Cortes lleva desde que finalizó la película, hace ya cuatro años, intentando sacar adelante su segundo trabajo. Esperemos que lo consiga.

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Yo (2.007)
Dirección: Rafa Cortés
Guión: Álex Brendemühl y Rafa Cortes
Fotografía: David Valldepérez
Musica: Oscar Kaiser
Montaje: Frank Gutiérrez
Interpretes: Álex Brendemühl, Margalida Grimalt, Rafael Ramis, Aina de Cos