Es muy complicado entender
lo que supuso en su estreno Ser o no Ser. Para bien o para mal, no podemos
comprender cual era el contexto social en el que se estrenó por muchas crónicas
que leamos y por tanto es muy difícil saber cuál fue su verdadero impacto y
cuan valiente pudo llegar a ser Ernst Lubitsch (o no) al afrontar un proyecto
como éste. Cuentan que en algunos de su primeros pases muchos espectadores se
levantaban indignados (incluido el propio padre de Jack Benny) por la supuesta
visión frívola que se mostraba de una amenaza tan real en aquel momento como
era el Nazismo. Hacer burla de alguien tan temible como Adolf Hitler en pleno
1942 era percibido como un gesto de profundo humor negro. Hacía menos de un año
que Estados Unidos había entrado en la guerra y gran parte del público no
entendió (o no quería entender) el sentido satírico de la cinta que, para más
inri, estaba dirigida por un judío alemán.
Partiendo entonces de la
imposibilidad de entender la original dimensión moral de la película, solo nos
queda elucubrar sobre ella. Para poder hacerlo, el paralelismo más claro lo
encontramos en El Gran Dictador (1940), la otra gran sátira del Nazismo que se
realizó durante la Segunda Guerra Mundial. La película de Chaplin se estrenó un
año antes del ataque a Pearl Harbour y por aquel entonces, Hitler no estaba mal
visto en la sociedad norteamericana, que le consideraba como un “mal necesario”
que servía de contrapeso al auge del Comunismo. Chaplin recibió presiones al
igual que Lubitsch, pero diametralmente opuestas, juzgándole de Comunista en
diversos medios de comunicación de la época. La tenacidad del director le
permitió acabar y estrenar la película, pero aún así el propio Chaplin, años
después, declararía que si hubiese sido consciente del horror que supondría la
Segunda Guerra Mundial y la crueldad con la que los nazis aplicaron sus
brutales teorías racistas, no la habría realizado.
Es obvio que en el momento
en que Ser o no Ser se realizó, nada se sabía en los países aliados sobre lo
que realmente estaba ocurriendo en el Guetto, pero es difícil que no te recorra
un escalofrío al observar la idílica y aséptica reconstrucción en estudio de la
Varsovia ocupada que nos muestra la película.
Aclaremos que no quedan
dudas sobre la original intención satírica de la cinta. Al fin y al cabo, de
eso trataba el “toque Lubitsch”. Aún 70 años después, ese toque resplandece al
observar la película, que funciona como el mecanismo de un reloj suizo, con sus
punzantes diálogos y el ritmo endiablado de ese gran guiñol, marca de la casa,
en el que nada es lo que parece y en el que la confusión entre realidad y
ficción siempre está presente tanto para el espectador, como para los propios
personajes de la historia. Un juego de las apariencias que fue una constante en
el cine de Lubitsch y que se puede rastrear en obras tan tempranas como su
brillante El Abanico de Lady Windermere (1925) en el que el papel de la Gestapo
la tomaban las brujas cotillas de la aristocracia inglesa de finales de Siglo. Está
claro que la dimensión formal de la película es irreprochable y aún hoy no ha
perdido ni un ápice de su efectividad. Es inevitable reírse a carcajadas ante
sus locos y surrealistas (a ratos) diálogos, pero también es difícil que no se
te quede la sonrisa helada al observar sus bombardeos de cartón piedra en los
que parece que nunca nadie resulta herido.
Lubitsch
se hartó de aclarar que su sátira iba encaminada a denunciar la estupidez del
discurso Nazi pero yo me pregunto qué debió pensar cuando los Aliados entraron
en Polonia y llegaron las primeras imágenes de Auschwitz. ¿Realmente sintió
algo parecido a lo que sintió Chaplin y hubiera deseado haber hecho las cosas
diferentes? ¿O sin embargo lo vio como un gaje de oficio parapetándose en esa
máxima tan teatral de “El espectáculo debe continuar”? Desgraciadamente, Ernst
Lubitsch murió demasiado joven como para que Jacques Rivette le interrogara
adecuadamente y pudiéramos salir de dudas.-------------------------
Ser o no ser - To be or not to be (1.942)
Dirección: Ernst Lubitsch
Guión: Melchior Lengyel, Edwin Justus Mayer, Ernst Lubitsch
Montaje: Dorothy Spencer
Interpretes: Carole Lombard, Jack Benny, Robert Stack, Felix Bressart
Montaje: Dorothy Spencer
Interpretes: Carole Lombard, Jack Benny, Robert Stack, Felix Bressart
No hay comentarios:
Publicar un comentario