domingo, 3 de noviembre de 2013

Hacia la abstracción por el manierismo

Nicolas Winding Refn pasó de ser un cineasta oculto (y de culto) a un director de éxito en una sola película. Drive llevaba dentro la quintaesencia del cine de Refn envuelta en una patina de modernidad (retro) tan deslumbrante que dejó a muy pocos indiferente. Por ello, su nueva película ha sido esperada con impaciencia por defensores y detractores para poder evaluar en que va a quedar el terremoto Refn de hace un par de años. En ese contexto es en el que llega "Solo dios Perdona", el nuevo trabajo del director danés.
En ella se pueden encontrar todos los elementos que definen al estilo Refn y que básicamente se mueven en tres ejes. Unos personajes absolutamente ascéticos en el que priman las acciones frente a las palabras (de nuevo muy convincente Ryan Gosling), una violencia brutal sin ningún tipo de concesiones o autocensura y por último, una estética fruto de un cuidado absoluto por cada plano que en está nueva entrega es llevado al límite del paroxismo.


Y es precisamente, ese paroxismo la mayor virtud y el mayor problema de "Solo dios perdona". Esta claro que Refn sabía que tenía todos los focos apuntándole, así que ha decidido destilar su estilo de una manera tan absoluta que sus planos acaban siendo claustrofóbicos. Cada plano está tan meticulosamente cuidado que se sienten angustiosos y sin aire para sus personajes cayendo en un ejercicio manierista de si mismo. Este ejercicio se convierte en el leitmotiv y objetivo último de la película y le otorga una belleza apabullante. Es imposible no sentirse afectado por la sucesión de imagenes alucinantes y alucinadas que pasan por delante de nuestros ojos. De hecho, el ejercicio es tan depurado que el director decide prescindir prácticamente de la historia que queda reducida a  pequeños retazos con gusto a tragedia griega. Ambos elementos dotan a las imágenes de una extrañeza que roza con el abstracto.
Y es que, a pesar de que el guión intente introducirnos a personajes singulares y que podrían haber sido realmente memorables en otra película (una Kristin Scott Thomas entre Lady Machbeth y Donatela Versace y un Vinthaya Pansringarm impasible como mazo de la justicia), el planteamiento de esta los acaba ahogando y reduciendo a elementos secundarios (y probablemente desperdiciando dos grandes creaciones de sus respectivos intérpretes).


He aquí la grandeza y la miseria de la película. Moverse en el filo que separa el mero ejercicio onanista y la obra apabullante y extrañamente lírica que a muchos ratos es. Por ello, me temo, aflorarán los acérrimos detractores y los defensores a ultranza de esta obra. Yo particularmente me quedo con ese río de imágenes y sonidos (grande Cliff Martinez) alucinados e hipnóticos de los que no puedo escapar aún horas después de acabada la película. El descenso a los infiernos en el que se ve inmerso el personaje de Gosling en la película supone al mismo tiempo el ascenso de Winding Refn al altar de los malditos en el que sin duda esta muestra de imagen en estado puro le va a mandar.

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Solo Dios perdona - Only God forgives (2.013)
Guión y Dirección: Nicolas Winding Refn
Fotografía: Larry Smith
Música: Cliff Martinez
Interpretes: Ryan Gosling, Kristin Scott Thomas, Vithaya Pansringarm, Tom Burke